Su territorio posee una superficie de 155.488 kilómetros
cuadrados (el 4,1% del total nacional) y abarca todo tipo de paisajes: desde la
aridez del desierto puneño al oeste hasta el verde exuberante de la selva al
este, pasando por Valles y Quebradas pronunciadas en el centro de la Provincia.
Limita con tres países: Chile, Bolivia y Paraguay; con todos tiene conexión a
través de rutas terrestres transitables con cualquier vehículo.
Su clima se define como Subtropical Serrano con estación
seca. En la zona tropical posee clima cálido, aunque con variaciones bastante
marcadas en sus distintas regiones, en función de lo variado de su relieve
En la región Este predomina el clima semiárido con estación
seca, con un promedio anual de lluvias del orden de los 500 mm y temperaturas
medias del orden de los 20° C, habiéndose registrado temperaturas hasta de 47°
C en verano y de -5° C en invierno, marcada amplitud térmica propia de los
territorios continentales.
El altiplano, Puna, se caracteriza por bruscas oscilaciones térmicas y escasas
precipitaciones, que mayormente no superan los 200 mm anuales, y temperaturas
medias anuales del orden de los 10° C, que corresponden al clima árido andino.
En intenso contraste con las anteriores zonas, los valles, las quebradas y las
sierras cuentan con un clima más benigno, lo que hace que en ellos se
concentren las principales actividades agrícolas y el grueso de la población. Los
promedios de temperaturas en época estival superan los 20° C, y en época
invernal, las medias son inferiores a los 14° C.
En las zonas turísticas de los Valles y Puna, hay bastante
amplitud térmica, entre le día y la noche, variando la temperatura entre 10 a
15 ºC, por lo que es recomendable llevar abrigo liviano para las noches de
verano y un buen abrigo para el invierno. También es necesario contar con un
sobrero o gorra y lentes de sol para protegerse.
REGIONES TURÍSTICAS
En la inmensidad del altiplano, ubicados a más de 4000
metros, se encuentran los picos con nieves eternas, extensos mares de sal,
lagunas repletas de flamencos y vicuñas que se mimetizan en el paisaje
desértico, imposible de abarcar con la mirada.
Uno de los aspectos más interesantes de esta remota región es la cultura de sus habitantes, quienes desde tiempos prehispánicos, lograron adaptarse a las duras condiciones climáticas.
Localidades como San Antonio de los Cobres y Tolar Grande conservan costumbres ancestrales que se reflejan en manifestaciones culturales como la Pachamama, los misachicos y la apacheta, entre otras.
Personas de rostros enigmáticos en inmensos salares, volcanes, estepas arbustivas, cielo límpido, sol penetrante y lagunas azules, son sólo algunas de las maravillas que la Puna ofrece para lograr fotografías de gran impacto. Los laboriosos artesanos de esta zona se caracterizan por los tejidos realizados con agujas de espinas de cardón y peines de hueso, con diseños andinos, hechos de lana pura de llamas y ovejas criadas en la zona.
Saliendo de la ciudad con rumbo sureste, se inicia un
circuito de gran significación histórica, con lugares como Finca La Cruz,
Fuerte de Cobos y Posta de Yatasto, escenarios de la lucha por la independencia
nacional, que tuvo lugar en el norte argentino entre 1810 y 1821.
Tierra de gauchos y de tradiciones arraigadas, a su riqueza
cultural se suma la geográfica, montes de tupida vegetación, ríos poblados de
peces y aguas termales. Al salir del Valle de Lerma se pasa por serranías del
monte chaqueño, esta llanura presenta uno de los lugares más productivos de la
provincia, con cultivos de poroto, soja y otras leguminosas.
Las ciudades más
destacadas son Güemes, Metán y Rosario de la Frontera, allí se organizan
excursiones de ecoturismo, caza en Las Lajitas, pesca en El Tunal, y en Río del
Valle, agroturismo y turismo salud. En grandes estancias dedicadas a la
ganadería y al cultivo, se recibe a los turistas, se organizan cabalgatas,
visitas a tambos y a otros centros de producción agrícola. Por la ruta nacional
34 se llega al Parque Nacional El Rey, ambiente de Yungas, de gran diversidad
biológica y cabecera de una importante cuenca hídrica.
NORTE VERDE
El norte de Salta está cubierto por una frondosa selva
subtropical atravesada por caudalosos ríos y poblada de animales autóctonos.
Tierra mística y virgen, el norte produce en el viajero una irresistible
atracción.
A la sombra de su densa vegetación viven comunidades
aborígenes que aún conservan su cultura original. Del otro lado de las
montañas, el paisaje cambia y aparecen antiguos pueblos suspendidos de los
muros de abruptos cañones. La selva del norte posee una biodiversidad única en
el mundo y por ello está ampliamente protegida.
El noreste de la provincia
presenta montañas cubiertas de vegetación y grandes ríos como el Bermejo,
repletos de dorados, surubíes y bagres. Junto a las yungas jujeñas, conforma la
Reserva de la Biosfera de Yungas, protegida por la UNESCO. Esta zona es ideal
para actividades de ecoturismo, trekking, safaris fotográficos y avistaje de
aves.
Las sierras subandinas de la región están surcadas por caudalosos ríos en
los que se practica la pesca con mosca de dorados y truchas. Es, también, zona
ideal para la práctica de trekking, rafting, mountain bike, camping, y
travesías 4 x 4. Los pueblos que viven allí (wichís, chiriguanos, chané,
chorotes, chulupíes, tobas y tapietes), reciben la visita de turistas que
pueden ver la confección de artesanías, como máscaras de madera y tejidos en
chaguar.
El camino no es fácil, pero el recorrido tiene el premio
especial de transitar por una espectacular región que, dentro de la gran
belleza de sus paisajes, esconde toda la magia andina en el norte de Salta. La
sencillez y cordialidad de su gente hacen, de esta zona, el lugar ideal para el
encuentro con todos los sentidos.
Para llegar se debe atravesar la provincia de Jujuy,
justamente por la Quebrada de Humahuaca. Ya el paisaje va mostrando sus
colores, envolviendo a cabras, chivos y sus pastores.
El reloj se detiene y el
corazón se agita con emoción, porque el viento, los aromas a hierbas y su gente
nos dan la bienvenida, con la mirada serena y amable. El silencio sólo es
interrumpido por las campanas de la iglesia, por niños que juegan, o por el
propio suspiro de la inmensidad de las montañas enmarcadas por un cielo azul
profundo.
SALTA
El centro histórico de Salta es único, tanto en su trama
urbana como en sus relaciones espaciales y funcionales, en la proporción entre
el espacio construido y el espacio libre –sus grandes patios. En síntesis, en
su calidad de vida.
Se pueden admirar los panoramas de los corredores urbanos de
la calle Caseros hacia la Iglesia de San Francisco y el Convento de San
Bernardo, el de la calle San Juan, hacia la Iglesia La Viña, y otros, donde la
escala humana se mantiene y las vistas a los cerros, el cielo y el sol
participan del paisaje urbano.
La ciudad conserva aún la estructura original
del Cabildo, y los vestigios de la historia transcurrida en sus muros. La
Catedral Basílica de Salta, iniciada en 1858, es considerada uno de los templos
más bellos de la Argentina.
Cada septiembre, la Catedral salteña recibe a miles
de los devotos del Señor y la Virgen del Milagro, patronos de Salta, a quienes
una conmovedora historia les atribuye el prodigio de haber detenido los
terremotos que asolaron la ciudad en 1693. Allí el Panteón de las Glorias del
Norte guarda los restos del General Martín Miguel de Güemes, entre otros
próceres nacionales.
Otro de los más destacados exponentes del patrimonio arquitectónico
e histórico de la ciudad es, sin duda, la Iglesia y Convento de San Francisco,
la torre que acompaña al templo es una de las más altas de Sudamérica, con 53
metros de altura.
VALLE DE LERMA
Valle amplio y fértil con aroma de hierbas silvestres que se
cuela en sus casonas coloniales, en el trabajo de sus artesanos, sube por sus
cerros y viaja en sus ríos, hacia el sur.
Posee un clima de tipo serrano subandino, con una marcada
estación seca que se prolonga desde mayo hasta noviembre. Este valle de clima
húmedo templado desciende de oeste a este a una altitud promedio de 1100 msnm.
Entre sus principales ríos figuran el Arenales y el Toro, mientras que en su
borde suroriental se encuentra el segundo lago artificial más grande de la
Argentina, el Cabra Corral.
En el extremo norte del valle se sitúa el Gran
Salta, además de otras importantes localidades como Rosario de Lerma, Campo
Quijano, Cerrillos, El Carril, Chicoana, La Merced y Coronel Moldes. Por el
norte el Valle de Lerma se conecta con la Quebrada de Humahuaca, y por el
suroeste con la majestuosa Quebrada del Toro (que desciende desde la Puna de
Atacama), y por el sur con los Valles Calchaquíes.
Este tradicional circuito turístico ofrece múltiples
atractivos, tanto por sus diferentes paisajes, como por la arquitectura y la
cultura de sus pueblos.
Detrás de las sorprendentes formaciones rocosas de sus
quebradas y cerros multicolores, se levantan pueblos cuyas casas de adobe y
paja transportan al viajero a tiempos remotos.
Este circuito circular puede
iniciarse por la ruta nacional 68 (con destino a Cafayate) o por la ruta
provincial 33 (rumbo a Cachi). La “Vuelta a los Valles” es un viaje
inolvidable, a través de una región forjada por la historia preincaica y
colonial, en una fantástica geografía tallada por los vientos y el sol.